jueves, 26 de noviembre de 2009

A la señal de ya, seguime. YA.

La luna estaba ahí, entre toda la luz de la noche podía notar su oscuridad. Triste, melancólica, solitaria. Las estrellas eran demasiado pequeñas- a mi vista- para acompañarla. Y sin embargo, yo seguía absorto, fiel compañero de ese gigantezco cuerpo para el que yo era insignificante. Creo que ella me miraba, y ella me hacía companía, ya que un ser tan minúsculo, simple, y sobre todo lo suficientemente distraido como para no seguir a la luz y perderme en la inmensidad del momento y quedarme absorto en la luna.
Capáz. no estaba distraido, sino que me había dado cuenta de algo que los demás no... la luz es rápida, cálida, pero yo no estoy ahora seguro de su hermosura. Esta oscuridad que la luna me demostraba era mucho más profunda, bella, misteriosa y sobre todo simple. No tenía que seguirla, ella estaba ahí, solitaria, esperando algo, capáz nada, pero seguía allí. Yo la podía ver, sin tener que seguirla, ni siquiera advertirle de mi presencia. Las luces de neón, mis mejores amigas, me avisaban que la luz se enfadaría conmigo si no la seguía, pero- era todavía la luz, lo que toda mi corta vida había sido mi meta, mi horizonte, mi amo y señor, lo que yo en verdad quería? Todos siguien a la luz, todos lo hacen. Por el contrario, la luna esta completamente abandonada, y es tan preciosa. Les pedí que siguieran sin mi, yo ya las alcanzaría.

Y así pasaron noches y noches, las cuales no son merecedoras de ese nombre, ya que para mi el día ya no existía, la luz me había dejado- o mejor dicho, yo ya la había cambiado. Alfin, me decidí a preguntarle al gigante ente la razón de su soledad. El silencio se tranformó en palabras que no podían ser pronunciadas, y las respuestas en vacíos que llenaban mi conocimiento, y me alentaban a seguir mi rumbo. No esperaba ninguna respuesta, pero de repente me contestó, "estoy sola, es todo lo que se hacer, y lo que hago desde que existo. No tengo ningúna excusa para dejar de hacerlo, pero como estas vos acá gracias a mi condición, quiero seguir así". Misteriosas palabras, las cuales hicieron sentido despuñes de unos momentos de reflexión, y me hicieron sonrojar.

El tiempo transcurría, y yo seguía tirado en el pasto, al borde de la playa, mirando al mar, y al reflejo de tanta oscuridad. Cuál es el límite entre el cielo y el mar? Existe un límite? Para qué diferenciarlos, si nunca voy a llegar hasta ahí... pero de todas formas, será cierto que existe un horizonte? Y por qué cada vez que me dirijo hasta este horizonte uno nuevo aparece? Querrá esto decir que siempre tengo algo más por recorrer? O sino que estoy parado en el medio de mi meta, y no me doy cuenta? Ni idea... pero mientras miro hacia adelante, me distraigo por primera vez del arriba. Estará perdiendo esa oscuridad su brillo? Nah, tan hermosa como siempre. Ojalá las luces de neón subieran al cielo para estar conmigo y con mi lun... mi luna? es mía, creo, ya que nadie más la acompaña. Pero ella esta tan callada... existirá de verdad? o capáz piense en alguien más, porque para autodenominarse solitario, como ella lo hizo, uno tiene que haber estado acompañado antes, sino no tiene sentido hablar de una carencia de compañía. Esa persona debe ser más merecedora que yo de tanta belleza, pero, sin embargo la dejó sola... o no se da cuenta, como yo hacía antes de dejar de seguir a la luz, de la luna y su mística y fría luz, que a los ojos asemeja la oscuridad, pero su diferencia radica en el efecto que tiene sobre nuestras almas...

"Puedo acercarme un poco a vos?" le pregunté una noche, después de haber decidido que quería salir a la busca de la causa de mi vida. Será esa la finalidad de mi vida? Bueno, ya era tarde para volver atrás. El silencio se volvió una soga que me hacía acordar de mi pregunta, y me torturaba al dejarme sin aire. "Como quieras" me contestó, dándole a mi pregunta la importancia que las palabras le hacía ley. Es cierto, después de todo, unicamente le pedí acompañarla de una forma más formal. Capáz, ahora que estoy viajando, cuando llegue a mi destino me de cuenta si es cierto que amo a esta oscuridad, que bajo su manto esconde lo que muestra, si es lo que me vendió, y sobre todo, si es verdadero lo que...

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